
¿Por qué votar en blanco tras la inhabilitación de Jaime Dunn puede ser un error estratégico?
El voto blanco puede parecer una forma legítima de protesta, pero en el contexto actual de la política boliviana, representa una oportunidad perdida para influir en el resultado electoral.
Desde la inhabilitación de Jaime Dunn como candidato presidencial, muchos de sus simpatizantes han expresado su decepción y desconfianza hacia el proceso electoral. Como reacción, sectores afines promueven el voto en blanco como señal de rechazo. Sin embargo, esta decisión, aunque entendible en lo emocional, puede resultar contraproducente en términos políticos y estratégicos.
❌ El voto blanco no suma, pero sí altera el juego
En Bolivia, los votos blancos y nulos no se consideran válidos al momento de calcular los porcentajes de los candidatos. Esto significa que al reducir la base total de votos válidos, los porcentajes de los candidatos que sí reciben apoyo efectivo aumentan artificialmente.
Por ejemplo, si un candidato obtiene 400 votos y hay 100 votos blancos, su porcentaje no será 400/500 = 80%, sino 400/400 = 100%. El efecto es claro: los candidatos con mayor base movilizada se ven reforzados, mientras que los que podrían haber recibido un voto estratégico... lo pierden.
🎯 Una oportunidad desperdiciada
Los votantes de Jaime Dunn compartían una visión política: principios liberales, defensa de la institucionalidad, crítica al modelo económico vigente, lucha contra la corrupción. Si todos esos votantes eligen el voto blanco, estarán dejando el tablero libre para que sus ideas no estén representadas en la segunda vuelta, ni en la negociación política futura.
Incluso sin su candidato ideal en carrera, hay otras opciones más próximas en valores y objetivos que merecen ser evaluadas.
🧠 Votar en blanco = renunciar a influir
Votar en blanco en este escenario es una forma de autoexclusión política. Es cederle el terreno a quienes tienen más maquinaria, más clientelismo o más votos duros. Es rendirse justo cuando más se necesita presencia ciudadana activa y calculadora.
✅ ¿Qué hacer entonces?
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Identificar al candidato más cercano en propuestas y principios.
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Votar de forma estratégica, aunque no sea “el ideal”.
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Organizarse para influir en la agenda futura del nuevo gobierno o del bloque opositor.
No se trata de traicionar tus principios. Se trata de proteger lo que crees… con inteligencia.